© Vilma Santillán (texto)
Antes
se decía: el mundo es un pañuelo y desde hace unos años se viene escuchando: el
mundo es una aldea. Es que, gracias a las nuevas tecnologías digitales, las
distancias parecen haberse “acortado” y el viajar resulta cada día más fácil.
Empresas
del sector turístico como Carlson Wagonlit Travel, Contagious, Amadeus y GSMA
han estudiado cómo la presencia constante de la tecnología y la hiperconectividad
van a cambiar en poco tiempo todo el proceso de viaje, antes, durante y después
de éste. Interacción digital con el cliente, ofertas y servicios personalizados
así como asesoramiento personalizado serán moneda corriente en menos de una década.
Si
bien mucho de esto se ofrece actualmente en el mercado turístico, una conexión
permanente con el agente de viajes a través de dispositivos móviles facilitará,
por ejemplo, la resolución de contratiempos surgidos antes o durante el viaje
en tiempo real. Así mismo, la comercialización de los distintos servicios
turísticos será multicanal, pudiendo pasar el pasajero de una plataforma a otra
sin inconvenientes.
Sin
entrar en discusiones sobre los beneficios obvios para nuestras vidas del
avance tecnológico, no debemos dejarnos deslumbrar por los espejos de colores
que, desde algunas empresas, tratan de vendernos sobre las ventajas de la
hiperconectividad para el viajero del futuro.
Sólo
basta tener en cuenta que, dado que cada vez será más fácil acceder a los datos
de los viajeros y compartirlos entre distintos proveedores para, por ejemplo, asignar
asientos en trenes o aviones según las preferencias de los clientes, nos
preguntamos quién más podrá compartir esta información y cómo se protegerán
datos personales que muchos, seguramente, no estarán dispuestos a darlos a
conocer. Si bien los sistemas de reserva integrados y la divulgación de los
datos de perfiles de los pasajeros permitirán personalizar al detalle los
viajes, volvemos al mismo interrogante de arriba: ¿dónde quedará la privacidad
de las personas? ¿Y los cambios de gusto o de opinión o de idea respecto de
algún viaje? También los bancos aprovecharán esta hiperconectividad ofreciendo
a sus clientes la opción de los monederos digitales inteligentes, lo cual
facilitará al viajero el seguimiento de sus transacciones pero también se lo
facilitará a los posibles hackers
que, probablemente, mejoren sus actividades delictivas digitales.
Pero
esto es sólo el comienzo, porque durante el viaje se intensificarán los
controles biométricos de los pasajeros, con lo cual podemos afirmar que los
escritos de Paul-Michel Foucault sobre la biopolítica no perderán vigencia. Por
supuesto que al viajero se le dirá que esto es para agilizar los controles y
perder menos tiempo en colas y procedimientos de revisación de personas y de
equipaje, así como para su propia seguridad y la del resto del mundo.
[+ info en: www.pulsoturistico.com.ar ]
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