lunes, 28 de febrero de 2011

Citas corporales (V)



“Pienso que, originariamente, el cerebro de una persona es como un pequeño ático vacío en el que hay que meter el mobiliario que uno prefiera. Las gentes necias amontonan en ese ático toda la madera que encuentran a mano, y así resulta que no queda espacio en él para los conocimientos que podrían serles útiles, o , en el mejor de los casos, esos conocimientos se encuentran tan revueltos con otra montonera de cosas, que les resulta difícil dar con ellos. Pues bien: el artesano hábil tiene muchísimo cuidado con lo que mete en el ático del cerebro. Sólo admite en el mismo las herramientas que pueden ayudarlo a realizar su labor, pero de éstas sí que tiene un gran surtido y lo guarda en el orden más perfecto. Es un error creer que la pequeña habitación tiene paredes elásticas y que puede ensancharse indefinidamente. Créame: llega un momento en que cada conocimiento nuevo que se agrega supone el olvido de algo que ya se conocía. Por consiguiente, es de la mayor importancia no dejar que los datos inútiles desplacen a los útiles”.

(Sherlock Holmes, en Estudio en escarlata)

miércoles, 23 de febrero de 2011

El cerebro y la gimnasia mental



© Vilma Santillán (texto)-G. Arcimboldo: “El otoño” (1573)

Hacer durante años, por placer y de manera continua, crucigramas, anagramas cruzados, telegrillas, criptogramas, crucinúmeros y otros juegos lógicos de entretenimiento me facilitó, en su momento, realizar el psicotest de ingreso a la universidad. Parece ser, según recientes investigaciones médicas, que el cerebro, al igual que el resto de nuestro cuerpo, debe entrenarse rutinariamente para “estar en forma” por más años. Esto se ha denominado “mental fitness” y su finalidad consiste en entrenar el cerebro para mantener activas las sinapsis (conexiones) neuronales, evitando su debilitamiento y/o pérdida y generando otras nuevas. De esta manera se aumenta la reserva cognitiva y se mejora el rendimiento intelectual, disminuyendo e, incluso, evitando la pérdida de la memoria.

¿A qué edad es conveniente comenzar con la gimnasia mental? Cuanto más joven, mejor, dado que la actividad mental mantiene joven al cerebro. Por “actividad mental” los médicos entienden no sólo el estudio o el desarrollo de una carrera universitaria, sino también la práctica de hobbies, la lectura, los juegos que implican creatividad y estrategia (como los ya mencionados crucigramas y otros juegos lógicos) y el fomento de los vínculos interpersonales. También el estudio de un idioma o de un instrumento musical favorece que mantengamos joven nuestro cerebro.

No quedarse en casa, no aislarse: salir, pasear, tener curiosidad y experimentar cosas nuevas es una de las claves del mental fitness.


sábado, 19 de febrero de 2011

Turismo y Política



© Vilma Santillán (texto)

El orden social actual nos obliga, nos guste o no, a depender de decisiones políticas, la mayoría de las veces obra de terceros, y que afectan nuestra vida cotidiana en todos los órdenes.

El turismo, como práctica social moderna, no escapa a esta situación. Tanto es así, que decisiones políticas restrictivas en cuanto a circulación de personas, como la exigencia de visados a turistas provenientes de determinados países, limitan las posibilidades de hacer turismo a mercados emergentes. También la cuestión de los ‘cielos abiertos’ o los ‘cielos cerrados’, dependientes de políticas internacionales de aeronavegación comercial civil, afectan la libre circulación de bienes y personas, y en muchos la encarecen. Otra cuestión relacionada con el aumento de costos para los turistas, es la aplicación de impuestos turísticos en determinados destinos, sobre todo a partir del año pasado, cuando muchos estados europeos han decidido recortar las partidas presupuestarias destinadas al sector turístico.

Las situaciones arriba mencionadas, a las cuales seguramente se podrán agregar muchas otras, preocupan actualmente a los principales operadores turísticos internacionales tanto o más que la crisis económica mundial. Y es que las decisiones políticas interfieren en la actividad no sólo en el momento de su aplicación, sino también a mediano y largo plazo por los efectos que pueden generar.


[+ info en: http://www.hosteltur.com/ ]

martes, 15 de febrero de 2011

Los cuerpos y la basura (Parte V)

© Vilma Santillán (texto)

Shigeo Fukuda no es el único artista que ha incursionado en la realización de esculturas con basura las cuales, una vez iluminadas con ingenio y creatividad, revelan formas y estructuras impensadas al observar el simple cúmulo de desperdicios que las origina. Los británicos Tim Noble (Stroud, 1966) y Sue Webster (Leicester, 1967) realizan desde la década de 1990 esculturas con basura que recogen por las calles de Londres. A simple vista, sólo son montones de desperdicios; sin embargo, cuando sobre éstos se proyecta una luz desde un ángulo determinado, en la pared opuesta se proyectan sombras que permiten identificar figuras claramente reconocibles.

Las obras que presentamos más abajo se han exhibido en galerías y museos de todo el mundo. En el año 2000 varios de los trabajos de estos artistas británicos se expusieron en la muestra: “Apocalipsis: belleza y horror en el arte contemporáneo” de la Royal Academy, así como en la apertura de la Saatchi Gallery de Londres, cuyo dueño, Charles Saatchi, es uno de los principales coleccionistas de las obras de Noble y Webster.



Dirty white trash [with gulls] (1998)



Real life is rubbsish (2002)



Kiss of death (2003)




He/She (2003)



jueves, 10 de febrero de 2011

Citas corporales (IV)


Heterónimo (Lisboa, Portugal)


© Vilma Santillán (fotografía)


“Yo era un poeta inspirado por la filosofía, no un filósofo con facultades poéticas. Adoraba admirar la belleza de las cosas, escudriñar en lo importante e ínfimo del minuto el alma poética del universo”.

(Fernando Pessoa, Escritos autobiográficos, automáticos y de reflexión personal)

sábado, 5 de febrero de 2011

Una experiencia única


© Mauricio Rinaldi (texto)

En los últimos años los mensajes y discursos publicitarios nos prometen “una experiencia única” a través del consumo de los productos y servicios ofrecidos. Ya sea viajar al paradisíaco Caribe o conducir un automóvil con tecnología de punta, pasaremos por una experiencia única. Incluso el cotidiano jabón que utilizamos en la ducha cada mañana nos proporciona una experiencia única. Al parecer el marketing de los últimos tiempos vende todo lo que pueda concebirse como una experiencia única.

Esta expresión, “una experiencia única”, tiene redundancias y contradicciones a la vez si se la considera rigurosamente. En efecto, “experiencia” significa lo que vivimos en un momento concreto y determinado de nuestra vida; en este sentido, siempre tenemos experiencia de algo, o sea, de lo que vivimos permanentemente, aunque sea el repetido ritual de desayunar cada mañana. Sin embargo la rutina no anula la esencia de la experiencia: cada mañana es irrecuperable.

En primer lugar, la experiencia siempre es única, ya sea porque sólo la vive un individuo determinado o, incluso para la misma persona, cada momento de su vida es una experiencia irrepetible; de ahí su redundancia. En segundo lugar, si mi experiencia es sólo mía, no puede ser de otros, como pretende la publicidad diciéndole a miles de personas con diferentes gustos e intereses que tendrán una experiencia única; de ahí su contradicción.

Creo que el problema es que el excesivo bombardeo de información y la oferta desproporcionada han saturado nuestra capacidad de tener experiencias, o sea, de sentir algo frente a lo que vivimos. La sociedad de consumo ha embrutecido nuestros sentidos mediante la interminable carrera del consumo. La experiencia implica tomarse el tiempo para hacerse consciente de lo que vivimos. Pero lo que precisamente no nos brinda la sociedad actual es tiempo para disfrutar lo que obtenemos: una vez que Usted adquirió algo, ya debe desecharlo para adquirir lo que le ofrecerán seguidamente.

Podemos, sin embargo hacer frente a esta situación (¡y sin gastar dinero!): sentarse un momento en un banco de una plaza y percibir la brisa que nos envuelve, que puede ser cálida en verano o fresca en otoño, mirar las manchas de luces y sombras que el follaje de los árboles produce caprichosamente cuando lo atraviesa la luz del sol, escuchar la variedad de cantos de las aves, ver cómo vuelan de un árbol a un poste, y cuántas situaciones más que no llegaríamos a enumerar. Funes, en el relato de Borges, con su prodigiosa capacidad de retener los menores detalles que percibe, es el ejemplo extremo de la experiencia. Y Usted mismo, que ha leído este texto ahora (y no antes ni después), ha tenido una experiencia única.