miércoles, 30 de marzo de 2011

Los cuerpos y el cambio climático (Parte II)



© Vilma Santillán (texto)

En diciembre del año pasado expertos en cambio climático se reunieron en Cancún, México, en la Conferencia Anual sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas, y elaboraron un informe donde analizan la relación entre cambio climático y distintos problemas que afectan la producción de alimentos. Entre los más inquietantes, figura el aumento constante del precio de los alimentos y, en particular, el de los granos, el cual podría duplicarse en 2050: “Los precios aumentarán impulsados por una combinación de factores: una desaceleración en la productividad de algunas regiones causada por el calentamiento y el cambio de los patrones de lluvias, así como un aumento de la demanda por el aumento de la población y el ingreso” señala el informe. Así mismo, como en otras situaciones, los más afectados por el cambio climático serán los países más pobres del planeta: habrá cambios climáticos en las zonas agrícolas del África subsahariana, sur de Asia y algunas partes de Latinoamérica, como México. También podría verse afectada la región maicera de EE.UU, con una reducción significativa en su productividad.

Ante estos pronósticos, nos preguntamos: ¿dónde quedarán los cuerpos?, ¿con qué se alimentarán? Habrá que vivir hasta el 2050 para conocer la respuesta.

viernes, 25 de marzo de 2011

Citas corporales (VII)



“La mansión había empezado a revivir en las últimas horas, como un mecanismo al que hubiesen dado cuerda. Revivían los muebles, los sillones y los sofás a los que habían quitado las telas protectoras, y también los retratos de las paredes, los enormes candelabros de hierro, los objetos decorativos de las vitrinas y de la repisa de la chimenea. Al lado de la chimenea había troncos para el fuego, porque a finales del verano eran frescas y húmedas las noches; de madrugada, el aire se llenaba de frío y todo se impregnaba de vaho. Los objetos parecían recobrar el sentido de su ser, parecían tratar de demostrar que todo adquiere un significado al estar en contacto con los seres humanos, al participar en la vida y en el destino de los hombres”.

(Sándor Márai, en El último encuentro)

domingo, 20 de marzo de 2011

Los cuerpos y las cirugías plásticas

Dibujo de Leonardo da Vinci: Hombre de Vitrubio


© Vilma Santillán (texto)

Según estadísticas de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética, (Isaps por sus siglas en inglés) la Argentina es el séptimo país del mundo en tratamientos por habitante, tanto quirúrgicos como no quirúrgicos, y el décimo tercero por el número de intervenciones quirúrgicas.

¿Qué tipo de tratamientos son los preferidos por los argentinos? En el caso de los hombres, los preferidos son aquéllos no invasivos, como las inyecciones de bótox, mientras que las mujeres se inclinan más que los hombres por las intervenciones quirúrgicas, si bien evitando las exageraciones de antaño. Pero no sólo los argentinos recurren a los profesionales locales para verse más bellos, sino también los extranjeros, actividad que se encuadra dentro del denominado “turismo médico”: se utilizan los servicios de profesionales de la salud altamente capacitados a un tipo de cambio competitivo.

Según el informe de Isaps, el total de los procedimientos quirúrgicos realizados en el país en 2009 fue de 132.486, de los cuales la liposucción representó el 18% de las cirugías realizadas, seguida por el aumento de mamas (17%), la blefaroplastia (13,5%) y la rinoplastia (9,4%). Por su parte, los procedimientos no quirúrgicos fueron 165.326, ocupando el primer puesto la aplicación de toxina botulínica (casi 60.000 casos).

martes, 15 de marzo de 2011

No voy a decir dónde fue



© Olerkari (texto)

No voy a decir en dónde fue; pudo haber sido en un bar, en la calle, en la ribera del Río de la Plata o de otro río cualquiera. Pudo haber sido frente al mar, en una playa atestada de gente veraniega o en la misma playa, ahora desierta. Pudo haber sido en un ascensor; uno de esos que en la puerta dice: “Habiendo escaleras el consorcio no se hace responsable por los accidentes que pudieran ocurrir.” Y uno sube igual, aunque con miedo, porque sabe que es preferible asumir el riesgo a ejercitarse unos pisos. Pude haberla visto de reojo cuando cruzaba una avenida o ella pudo haberme rozado en ese mismo cruzarnos. Pudo haber sido en un día de lluvia. De lluvia torrencial, una lluvia vehemente, digna de Poseidón y sus vientos. Una lluvia que me obligara a correr con los ojos entrecerrados, como encarcelados, condenados a no ver y entonces, así… percibirla como a una sombra. Una sombra huidiza entre la lluvia que cae sin parar, sin dar tregua. Una sombra fuerte, turbulenta, que montada en las ráfagas de un viento helado me insinúa su ser más tremendo y me fuerza a perderla, a dejarla ir. Pudo haber sido en una oficina. Pude haber sido su amigo invisible. Pude haberla sentido como una profundidad en mi pecho, como un cuerpo enredado, sacudiéndose entre mis cuerdas. Pude haberle cocinado muchas veces, sin darme cuenta de su finitud.

No voy a decir en dónde fue, ni cuándo, ni cómo. Esas serían respuestas imposibles. Sólo diré que su recuerdo aún persiste incrustado en mi carne, en mis ojos celestes de cielo, en mis manos erizadas bajo su piel emigrada y en mis entrañas, que día a día interpretan en mi cuerpo al alma que muere.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Citas corporales (VI)

Última morada (Lisboa, Portugal)


© Vilma Santillán (fotografía)

“La mansión lo comprendía todo, como una enorme tumba de piedra tallada donde se desmoronan los restos de varias generaciones y se deshacen las vestimentas de seda gris y paño negro de las mujeres y de los hombres de antaño. Comprendía también el silencio, como si éste fuera un preso fervoroso y creyente que se va muriendo poco a poco en el fondo del calabozo, dejándose crecer una larga barba sobre los trapos y harapos, recostado en un montón de paja podrida. Comprendía también los recuerdos, la memoria de los muertos que se ocultaban en los recovecos de las habitaciones, unos recuerdos que crecían como hongos, como el moho, que se multiplicaban como los murciélagos, como las ratas o como los insectos en los sótanos húmedos de las casa demasiado antiguas. En los picaportes se sentía el temblor de unas manos de antaño, el fulgor de momentos pasados, llenos de duda, cuando aquellas manos no se atrevían a abrir una puerta. Todas las casas donde vive gente tocada por la pasión con toda su fuerza se llenan de este contenido impreciso”.

(Sándor Márai, en El último encuentro)


sábado, 5 de marzo de 2011

Los cuerpos y el cambio climático (Parte I)



© Vilma Santillán (texto)

El cambio climático ya está acá, entre nosotros. Llegó para quedarse. Entonces, nos preguntamos: ¿dónde quedarán los cuerpos, los cuerpos de las plantas, de los animales y los nuestros? Pero también, los otros, los inanimados, los de nuestras casas, carreteras, autopistas, vías de ferrocarril… Porque el cambio climático afecta a todos ya a todo en el planeta.

Expertos en cambio climático han señalado que para el año 2020 podrían morir cinco millones de personas por causas relacionadas con esta situación, según una información difundida por la agencia de noticias EFE. La fuente ha sido el estudio “Monitor de la Vulnerabilidad Climática 2010”, elaborado a fines del año pasado y dado a conocer en el marco de la XVI Conferencia de las Partes de la ONU sobre Cambio Climático realizada en Cancún, México. Según el mismo estudio, particularmente vulnerables son 184 países, entre los que se encuentran Angola, Etiopía, Honduras, India, Kenia, Marruecos, Nicaragua, Somalia y varios países insulares, como Maldivas y Nueva Guinea. Con bajo grado de vulnerabilidad figuran Austria, Bélgica, Dinamarca, Francia, Finlandia, Grecia, Japón y Nueva Zelandia. Sin embargo, no hay que confiarse: “En menos de 20 años casi todos los países del mundo tendrán una vulnerabilidad alta, al menos en un sector, a medida que el planeta se calienta”, asegura el informe.