© Vilma Santillán (texto)
El verano está llegando al hemisferio sur y con él, las vacaciones. Momento de ocio, de descanso, de disfrutar del aire libre y también de disfrutar de la familia y de los amigos… ¿o no? Muchos psicólogos y terapeutas de familia alertan sobre el momento de tensión, de stress, que significan las vacaciones, y que dicha tensión comienza varios días, semanas o meses antes de las mismas vacaciones, al tener que decidir sobre varias cosas importantes: la elección del lugar de destino, con quién se viajará, dónde se dejará a la mascota, quién se ocupará de los mayores de la familia y muchos etcéteras más. Tanto es así, que las vacaciones resultan no ser la época más relajada del año y muchos ironizan sobre la necesidad de tomarse unas vacaciones para “descansar” de las vacaciones.
Un estudio realizado por hotel.info en 2009 en Europa a más de 7.000 turistas europeos, precisamente durante el período de las vacaciones de verano, señala que las discusiones y las vacaciones van de la mano. Por eso, varios de los encuestados rehúsan ir de vacaciones con amigos, para preservar la relación que los une, y otros eligen alojamientos con variada oferta de actividades para conformar a toda la familia.
Creo que lo más importante es reconocer que los problemas y las tensiones siempre existen y que “viajan” con nosotros tanto como la cámara fotográfica y el pasaporte.
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