lunes, 7 de noviembre de 2011

El turista actual: de consumidor a prosumidor



© Vilma Santillán (texto)

Hasta hace unos años, no muchos, quien deseaba viajar consultaba las publicidades turísticas del periódico y luego se dirigía a una agencia de viajes para adquirir allí los diversos servicios que necesitaría durante su viaje (transporte, alojamiento, excursiones, seguro de viaje, etc.). La mayoría de las veces el agente de viajes asesoraba a su cliente sobre las opciones más adecuadas según el presupuesto disponible e incluso sugería destinos alternativos.

Hoy, si bien este modelo tradicional de comercialización turística sigue vigente, Internet ha cambiado las reglas de juego, creando nuevos modelos de negocio y nuevos hábitos de compra de los consumidores. Es así que ha surgido la figura del prosumidor, neologismo surgido de la fusión de los términos productor y consumidor. El prosumidor es aquel individuo que dedica horas a buscar por la red la mejor oferta para su viaje. Y entiéndase por oferta “el precio más bajo”, que en tiempos de crisis como los actuales se ha convertido en la cereza del postre…

Si bien Internet ha puesto al servicio tanto de profesionales como de legos información sobre destinos turísticos actualizada al minuto y motores de búsqueda y reserva en varios rubros (precios, alojamientos, transporte, espectáculos, etc., etc.), debemos recordar que no todo sistema informático está al alcance de cualquiera (a muchas aplicaciones se accede sólo como agencia de viajes registrada) y que el asesoramiento de un agente de viajes aún hoy es necesario, dado que su formación académica le brinda, entre otras cosas, conocimientos legales respecto de contratos de transportación, alojamiento y otros, aquello que muchas veces llamamos la “letra chica” y que, por omisión o por desconocimiento, puede arruinar el viaje organizado por un prosumidor. Además, si bien el prosumidor considera parte de su experiencia de viaje las horas que dedica para conseguir un viaje más barato, no debe olvidarse que esas horas-hombre también tienen su costo, el cual generalmente el prosumidor no suma al costo total final de su viaje.

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